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Channel: maxilofacial – Diagnostrum
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Resistencia al cambio

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Los médicos, que hasta hace poco nos denominábamos “asistenciales”, nos enfrentamos hoy en día a retos que exceden en gran medida a la formación “exclusivamente científica” que hemos recibido.

Durante décadas, el médico realizaba su trabajo buscando el mayor beneficio para sus pacientes, haciendo lo que creía mejor para ellos, sin atender a otros aspectos. El paciente era el sujeto pasivo y los costes de todo el proceso asistencial no eran considerados si, teóricamente, se enfrentaban a lo que se suponía iba a ser beneficioso para el enfermo.

Hoy en día, todo ha cambiado. Por un lado, la crisis global nos ha hecho concienciarnos de que manejamos recursos limitados, que deben ser optimizados para aplicarse a esos pacientes, que ya nunca serán sujetos pasivos, sino que piden participación y autonomía para decidir en su proceso patológico. Estos sujetos activos, los pacientes, conocen, leen, se informan y exigen.

Nos encontramos así ante una encrucijada: los recursos son cada vez más limitados y la exigencia es mayor. Y lo es en muchos casos solicitando la aplicación de los grandes avances científicos y tecnológicos que, aun repercutiendo de nuevo sobre los recursos limitados, son innegables en el momento actual.

De esta manera, los médicos de hoy en día no podemos volver la cara a estas realidades y debemos cumplir varios postulados:

  1. Tratar de conocer los recursos de los que disponemos, es decir, implicarnos en cierta medida en temas de Gestión Clínica para trabajar con eficiencia y calidad.
  2. Colocar al paciente en el centro del sistema como sujeto activo
  3. Emplear los avances tecnológicos de forma sostenible, solicitándolos y acogiéndolos cuando realmente creamos que el beneficio que aporten puede justificar la inversión que suponen.
  4. Exigir a los gestores, responsables de la macrogestión, que estén a la altura del esfuerzo que realizamos, mostrando cierta independencia de la política. Es decir, objetividad y objetivos que beneficien a todos.

Este cambio, no obstante, no es fácil de implantar, pues choca frontalmente con varios problemas que es difícil considerar como menores. Entre ellos, destacar la reticencia de algunos profesionales, educados en otros valores (lo que hasta ahora se llamaba la vieja escuela), a aceptar cualquier tipo de cambio, evolución o aprendizaje, más allá del esto es mío y siempre lo he hecho así, unido a la presunta politización de los gestores que, en muchos casos, se ven impelidos a favorecer a estas veteranas leyendas si cuentan con amistades oportunas.

Con ello se corre el riesgo de perder el objetivo último de nuestra actividad en pro de la voluntad de determinados profesionales y arriesgar el bien mayor de la salud del paciente.

En esta situación, el paciente deja de estar en el “centro” del sistema, ya no importa lo mejor para él, lo más eficaz, lo más eficiente, lo de mayor calidad, sino el capricho del profesional que se resiste a colgar las botas, como dicen en el argot futbolístico. Seguro que cada lector de este post encuentra situaciones que sirven de ejemplo.

Veamos un caso práctico. Estamos en plena era de la Planificación, de la Cirugía Virtual y la Navegación Intraoperatoria en la Reconstrucción Facial. Paciente que acude a la Urgencia de un gran hospital con una fractura facial compleja. En posición nuestro presunto protagonista, además del enfermo y como convidado de piedra, el sistema nacional de salud. Existen estos novedosos procedimientos para actuar:

  1. La tecnología: sistemas de planificación y navegador. Sistemas de última generación en el frente de vanguardia del progreso internacional.
  2. Profesionales motivados, cirujanos maxilofaciales que se han formado y siguen formándose en su aplicación, que son referentes mundiales en su sector
  3. Un paciente, el centro del sistema, que debe ser sujeto activo, conocer las alternativas terapéuticas y exigir la mayor calidad en su atención.

Es el momento de la Medicina actual, de aportar todo aquello que se nos exige, explica en reuniones y cuenta en Cursos y Másteres de Gestión. Pero ¿qué ocurre? Veámoslo más adelante.

Nadie consulta a los cirujanos maxilofaciales, habituados a tratar estos procesos. El paciente no llega. Su destino ya ha sido decidido. Alguien, en otro Departamento, se lo apropia como si de un objeto se tratase, sin ser diferido desde el estamento correspondiente, pareciendo engordar egos más que buscar la excelencia asistencial.

Es el día de la gloriosa leyenda, del poca broma conmigo, del mítico Vd no sabe con quién está hablando. Mientras, al paciente pasivo se le dice que esto es lo mejor y punto, al que nadie le informa de que hay un sistema informático y un aparato que puede ser fundamental en el tratamiento de su proceso llenándose de polvo en una habitación ¿ O no?.

Realmente no. Un médico joven introduce las imágenes radiológicas en el sistema de planificación, aplica la tecnología y su conocimiento adquirido en muchas horas de formación, realiza la cirugía virtual y lo deja todo preparado para cuando llegue el momento adecuado, aunque entonces solo se puedan tratar las secuelas.

Sin embargo, hoy,  toca escuchar los aplausos al esto lo hago yo como hace 30 años y contemplar con incredulidad el triunfo del desconocimiento, la ineficiencia y la falta de rigor.

Resulta desmoralizante, descorazonador, pero nunca limitante. Ahora, queda un consuelo: el cambio es imparable. Ya lo dijo Víctor Hugo, “nada detiene a una idea cuando le ha llegado su momento”. El tiempo de algunos, con el agradecimiento por la labor realizada, ha tocado a su fin. El progreso avanza inexorable.

El telégrafo, la máquina de vapor, revolucionaron el mundo del siglo XIX y hoy solo son antiguallas de Museo. Los motores turboalimentados o eléctricos y los smartphones e internet son el presente a la espera del futuro.

Renunciar al progreso nos habría mantenido en las cavernas, donde, sin criterio, seguiríamos sometidos a nuestras limitaciones. Ábranse las puertas del progreso de par en par y que el viento del cambio llene nuestro presente.

 

Otras interesantes publicaciones del Dr. José Luis Cebrián:

MIR y oposiciones

La sanguijuela medicinal


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